Se
trata de un chip implantado en el cerebro al que se le pueden
insertar recuerdos, lógicamente artificiales. El dispositivo registra y mide
los estímulos de las ondas que llegan a la zona del hipocampo, que es donde se
encuentra la memoria a largo plazo, y donde se controla el aprendizaje.
En
aquellas personas cuyos cerebros han sufrido daños por la enfermedad de
Alzheimer, un derrame cerebral o una lesión, la interrupción de las redes
neuronales a menudo impide la formación de recuerdos a largo plazo.
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