Para aplicaciones futuristas como piel robótica y sensores
que la gente pueda llevar puestos, se necesita poder transportar información
por rutas flexibles, en el sentido más literal de la palabra. Los dispositivos
electrónicos capaces de ser doblados y estirados se han vuelto realidad en los
últimos años, pero no ha ocurrido lo mismo en el campo de la trasmisión de
datos usando luz en vez de electrones. Ha sido particularmente difícil diseñar
dispositivos ópticos capaces de ser estirados, que puedan alargarse cuando
alguien que lleva puestos sensores en el cuerpo se flexiona para atarse los
cordones de sus zapatos, o cuando un robot tuerce su brazo al hacer un conjunto
de movimientos.
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